FORMAS DE VIDA

 

La población en lo que hoy es el Concejo de Grado sería escasa, diseminada, acaso itinerante con sus ganados. Siguiendo datos de diversos autores, que consideran una densidad de población de 1012 habitantes por km cuadrado para los astures, podemos estimar la población en unos 2.000 individuos (menos que tenía la sola villa de Grado a principios del siglo XX), lo que nos hace deducir, si consideramos como seguras 24 subtribus, que resulta una media de unos 80-84 miembros y considerando que cada familia tuviese por término medio 20 miembros, resultarían 4 clanes por aldea.

 

Muchos autores coinciden en sospechar que la organización de la zona sería tribal-familiar, perdurando el matriarcado, con pastizales de uso común, comerciando en base al trueque y emparentando de forma intrínseca a unidades naturales (valles, sierras, ...).

 

Aunque hay bastantes autores que opinan que habría una escasa división social. por no haber asimilado en profundidad, la cultura romana, (y vivir en amplias unidades familiares) no es descabellado aplicar el sentido común y recordar la condición profunda humana (que lamentablemente no parece cambiar con el paso de los siglos) y cuyo resultado normal es la diferenciación creciente entre sujetos y familias, clanes y gentilidades con relaciones de tipo señor-siervo, dueño-colono. menos pobre más pobre. Es previsible que haya sido la agricultura (por su mayor necesidad de mano de obra) el ámbito donde la servidumbre se haya desarrollado antes y en mayor grado, y haya originado a su vez, la serie de familias influyentes, con más recursos y más poderosas, en camino hacia la corte, preparando así el terreno al feudalismo posterior.

 

Parece haber coincidencia entre los expertos, en aceptar la persistencia de estructura social autóctona, que podríamos resumir (quizá con terminología no muy adecuada) en: familia matriarcal (amplía, con tres generaciones que comparten habitación y recursos), parentela (varias familias con vínculos sanguíneos entre ellas), gentilidad (varias parentelas con vínculos cruzados, de algún tipo), tribu (grupo de gentilidades con lazos, territorio, necesidades y acuerdos comunes). Es probable que al nivel de familia, el control lo ejerciese la abuela; a nivel de parentela, el más anciano útil, a nivel de gentilidad, los ancianos y a nivel de tribu, un consejo de representantes entre los adultos.

 

Es bastante probable también que las fricciones en cualquier nivel se produjeran con frecuencia. adoptando decisiones grupales antes que individuales. Y que los varones, ajenos a las actividades agrícolas de la casa (reservadas a las mujeres) se ocupasen de la ganadería, artesanía de la madera , de provocar enfrentamientos, competiciones entre gentilídades o tribus, en territorio neutral, dada su tendencia al belicismo y a la exageración de la rivalidad.

 

Quizá los enfrentamientos casi sistemáticos. en tiempos bastantes recientes, entre miembros de parroquias rivales, con motivo de fiestas o ferias, sea un reducto de aquellas actividades.

 

La costumbre de lapidar a los parricidas, despeñar a los condenados a muerte, sacar a los enfermos a los caminos, (de las que ya nos contaba Estrabón), parecen haber continuado durante siglos, y algunas, como la última mencionada, hasta hace pocos.

 

Los expertos suelen coincidir en mencionar una expansión de la agricultura alrededor del siglo VI, manteniendo la ganadería (caballos, vacas, ovejas, cabras, cerdos,,...), la caza, la recolección de frutos (bellotas, castañas, avellanas .... ). La ganadería sería nómada y luego, trashumante, hacia las brañas. No olvidemos la fama, bien documentada, de los caballos y jamones astures entre los romanos. No es extraño que los cerdos, viviendo libres, entre robles y castaños, tuviesen una calidad alimenticia excepcional.

 

También se admite que continuaban celebrando reuniones, más o menos regulares, para mercado (fora) o para resolver cuestiones (conciliábulo), a un nivel superior al de la tribu. De hecho se conocen lugares concretos, donde la tradición confirma estos conciliábulos, para resolver fricciones o para tomar acuerdos.

 

Parece sensato suponer que los mercados de esta época  (apenas hay villas abiertas), realizados en límites de territorios comunes, o en cruces de caminos, hayan sido los antecedentes de las posteriores ferias camperas  ( S. Roque, Cuevallagar, .... )

 

Las costumbres, generalmente eran paganas-, (sólo a partir del siglo IX, la presencia de la iglesia católica es notoria); podemos hacer una extrapolación de los comentarios de San Martín de Braga, (siguiendo la opinión de A.M. Jiménez Garnica), respecto a las costumbres de los astures en general, del siglo V; honraban a ratones y polillas, al comienzo del año, para preservar los granos y las ropas,- honraban a las fuentes, árboles y piedras; los miércoles, arrojaban piedras a un montón para ofrecerlas al dios Mercurio , practicaban ritos supersticiosos, los primeros días del año, danzando disfrazados con pieles de animales y ofreciendo viandas a los demonios.

 

Practicaban augurios y adivinaciones. eligiendo fecha para sembrar, construir, casarse....

 

Colocaban laurel en el dintel de la puerta para prevenir injurias.

 

Es razonable sospechar que las zonas bajas (más propicias a la agricultura) y próximas a los caminos, estuviesen más culturizadas, por efecto del tráfico comercial y de las invasiones, que las zonas altas, más aisladas. Pero por la misma razón, las zonas bajas deben haber sufrido con más frecuencia e intensidad, presiones tributarias de los dominantes o invasores de turno, con lo que es posible que los pequeños propietarios libres, se hayan visto obligados a movimientos migratorios internos o a ponerse a salvo prestando servicios a algún pudiente prefeudal.

 

De todas formas, a nivel regional, el aislamiento y desconcierto frecuente, durante tres siglos, deben haber facilitado la posibilidad de la invasión árabe y la posterior reacción constructiva que se iniciará en el siglo VIII, acompañada de una introducción del catolicismo, cuya estructura acabará consiguiendo en dos siglos, un poder enorme, hasta que vaya siendo sustituido por una nobleza laica de origen rural. Pero con ello, entraríamos ya en la Alta Edad Media.

 

No quiero finalizar sin mencionar mi impresión de que la cuenca del Cubia del siglo VII, se parecía mucho más a la de mediados del siglo XX que ésta a la de comienzos del siglo XXI.

 

Y otra constatación obvia: hoy, quince siglos después, tenemos los mismos recursos naturales que entonces; el km 0 está casi en el mismo sitio; ahora padecemos nuevos "invasores" ,aparentemente más pacíficos y más frecuentes. en otro "macroentorno", como se dice ahora, pero en el fondo, buscando los mismos fines, y, si no ponemos remedio, conseguirán los mismos efectos que aquellos lejanos invasores, pero en menos tiempo.