CARTA DE DORIS ALONSO "A SU ESCUELA"

Querida escuela:

 

¡Que gozo verte tan guapa!, que afligir sentía cuando tu deterioro veía; la hiedra que fué provocando heridas de muerte en tu fachada y tejado, junto con vendavales se alió para derribarte .

 

¡Ya ves, por fortuna no pudieron contigo! . Aguantaste estoicamente todos estos avatares; son tan fuertes tus pilares que no te diste por vencida.

 

¿Como lo ibas hacer?, pronto te diste cuenta que no podías abandonarnos, dejarnos huérfanos de los recuerdos e ilusiones que entre tus paredes se forjaron.

 

Por esta amada escuela, pasaron muchas generaciones. Vivida desde la más tierna infancia a la adolescencia, juventud que por la noche, después del duro trabajo del campo, acudía para ampliar sus conocimientos.

 

Yo te quiero dar las gracias por los felices días que en ti pasé; cuando empecé a la escuela, no fué para aprender nada, aún era demasiado pequeña, me dejaban para dormir la siesta, en una esquina, arropada por las chaquetas de las niñas; no había nórdicos, ni mullidas mantas, eso sí, muy mimada.

 

Un buen día, sí me preparé para ello, con mi “maleto” de cartón, un rayas y una pizarra ¡que nueva nada duraba!. Difícil tarea, duro aprender, ¡lo superé!, pasé a algo mas difícil, la tabla, los verbos, un sinfín de novedades, ¡pero salvables!.

 

Qué felices días, en los recreos, jugando, cuando nevaba, a pelladas, algún brazo roto, todo era risa y felicidad.

 

El tiempo pasaba y me fui interesando por casi todas las materias. Recuerdo con agrado las lecturas, nos ponían en corro, eran unos viejos libros de tapas rojas ¡cuánta sabiduría en sus páginas contenían! y aquella hermosa caligrafía ¡tanto la admiraba! que aún mi retina guarda.

 

Así, empezamos una nueva andadura por el saber, la mejor de mi infancia; en ella me despertó la afición por la lectura, hacer largas redacciones, dibujo lineal, con aquellos tiralíneas todo se emborronaba, artístico, no muy bien, pero aún sigo aficionada, creo que ya no lo dominaré; también a leer música, en fin, una exquisita educación y formación personal, basada en grandes valores, literatura, religión, personajes históricos y evangelios, cosa importante por aquellos tiempos.

 

Por ello doy gracias a los grandes maestros, por hacer de aquellos niños, adultos con principios éticos, morales, familiares que antaño eran primordiales.

 

Los niños de hoy no sabrían de qué hablamos, la enseñanza ¡tanto ha cambiado!, no se si para mejor; lo cierto, es que por encima de lo estrictamente académico, aunque muy importante, está la formación como persona, lo primordial; sin esta formación desde la infancia todo será en vano.

 

Por eso los maestros rurales no debieran desaparecer, nadie como ellos entendía esto, su saber era infinito.

 

Querida escuela, te quisiera abrazar, decirte la alegría que siento al ver tus heridas restañar.

 

Así, tan guapa, lucirás para siempre en Santianes como faro en medio del

mar.

 

Mi agradecimiento personal a la última maestra de Santianes, de la cual me siento orgullosa.

 

Por haber sido su alumna, por haber aprendido de ella lo que luego me sirvió en mi vida, tanto a nivel emocional, familiar o ético, un  abrazo a Dña. Gloria Almanza Patallo y que Dios la guarde muchos años.